Cambios a través del tiempo
Muchas personas, en un momento determinado de la vida, toman la decisión de realizarse un tatuaje en alguna parte de su cuerpo. Algunos no solo están satisfechos con el resultado, sino que continúan con la práctica, realizándose muchos otros en distintas áreas corporales.
El problema se suscita cuando la persona, por distintos motivos, se “arrepiente” del tatuaje que se ha hecho y quisiera dar marcha atrás. En estos casos, ¿existe alguna solución? ¿Hay algún tipo de tratamiento que permite eliminar efectivamente los tatuajes?
¿Pueden borrarse realmente?
¿Te has visto en una situación similar a la descrita anteriormente? ¿Has sentido en alguna oportunidad la necesidad de eliminar algún tatuaje de tu cuerpo o simplemente “te has cansado” de verlo allí?
Afortunadamente, sí existen procedimientos que se realizan con el objetivo de eliminar progresivamente los tatuajes. Si bien no suele ser tan sencillo borrarlos completamente, al menos es posible disimularlos o atenuarlos notablemente. Además, las diversas técnicas existentes están siendo perfeccionadas en forma constante.
¿Qué factores pueden influir en la eliminación de un tatuaje?
No todos los tatuajes son iguales, por lo tanto sus características pueden llegar a modificar significativamente la complejidad del tratamiento, así como su duración y resultados.
El éxito de la terapia dependerá de ciertos aspectos como:
– Antigüedad del tatuaje
– Clase de Tinta
– Colores usados
– Profundidad de la tinta
– Tamaño del tatuaje
– Calidad del mismo
(Si se trata de tatuajes caseros o profesionales. En el primer caso, suele ser más complicado quitarlos, ya que generalmente la tinta ingresa a capas más profundas de la piel).
Distintas técnicas para borrar tatuajes
* Por abrasión:
se procede a raspar las distintas capas de la epidermis a fin de remover la tinta, junto con la piel.
* Por escisión:
se realizan “cortes” de la imagen tatuada. En cada sesión se va recortando un fragmento. La desventaja de este método es que suele generar cicatrices que comúnmente no son estéticas.
* Por estiramiento de la piel:
se inserta un “globo” debajo de la piel, el cual se infla lentamente para que la piel se estire. A continuación, se recorta el tatuaje y se reubica en su lugar original la piel estirada. Este procedimiento es muy utilizado para remover tatuajes de tamaño pequeño y la cicatriz resultante suele ser tan solo una línea.
* Por láser:
La luz láser llega hasta las capas de piel más superficiales y es dirigida a los pigmentos del tatuaje. Más tarde, estos son desechados por el propio sistema inmunológico de la persona. Esta técnica suele precisar de varias sesiones. El inconveniente de esta opción es que suele resultar bastante incómodo para el paciente. Además, la sensación puede ser muy parecida a la de estar siendo tatuado. Algunos posibles efectos indeseados: hiperpigmentación (la zona se vuelve más oscura, comparada con el resto de la piel) o hipopigmentación (el área se vuelve más clara). También pueden tener lugar infecciones o quedar cicatrices. Por esta razón, la sugerencia es tratar siempre de mantener la zona a la sombra, tapada y bien higienizada.
* Por luz pulsada intensa:
se emiten pulsos lumínicos sobre la piel. Es similar al tratamiento anterior, pero está considerado como de mayor efectividad y menos doloroso. La desventaja que tiene es su costo más elevado.
* Por uso de Lociones o Cremas:
si bien este procedimiento no lo borra en su totalidad, sí logra que se decolore y, por ende, se vuelve menos visible.
Consultar siempre al profesional adecuado
Es importante que, antes de decidirte por una técnica en particular, consultes con un médico especializado, quien podrá brindarte asesoramiento para tu caso específico.