La blefaroplastia es una intervención quirúrgica orientada a la remodelación del párpado para rejuvenecer el rostro y conseguir mejoras estéticas evidentes. Generalmente, la anomalía más habitual es un exceso de carne en el párpado, que se traduce en la formación de varias bolsas bajo los ojos. Las malformaciones en los párpados pueden deberse a factores congénitos o traumáticos. En este sentido, existen dos enfermedades, la distiquiasis y la triquiasis, que trastornan el normal funcionamiento del párpado al provocar molestas rozaduras con la córnea o bien invierten la forma habitual del párpado, causando graves problemas de visión. Estas patologías se vuelven más comunes con la edad, por lo que a partir de los 45 años la blefaroplastia es una opción muy recomendada.
Este procedimiento, ¿tiene una finalidad estética o funcional?
Como se ha tratado con anterioridad, las enfermedades del párpado pueden acabar por trastornar notablemente el día a día de los pacientes. A todo ello cabe añadir que estos problemas se agravan con la edad, ya que la piel y los tendones pierden progresivamente su elasticidad y pueden llegar a impedir casi por completo una visión nítida además de causar constantes mareos. Por supuesto, los niños que evidencian síntomas relacionados con alguno de estos trastornos desde edades muy tempranas son claros candidatos a la intervención. Sin embargo, no es aconsejable pasar por el quirófano hasta que no se haya detenido el crecimiento físico. Otras patologías como la dermatocalacia o la caída de los párpados no suelen acarrear graves complicaciones en la salud pero sí que causan problemas psicológicos y estéticos.
Cirujanos y especialistas que realizan esta intervención
Antes de tomar cualquier decisión sobre la conveniencia o no de la operación resulta imprescindible tratar el asunto el médico de cabecera. Muy probablemente este recomendará a los pacientes con los casos más leves o con motivaciones estrictamente estéticas que se abstengan de solicitar la intervención. No obstante, nunca está de más acudir a escuchar la valoración profesional de un cirujano plástico general (la blefaroplastia no cuenta con especialistas propiamente dichos). No obstante, aquellos pacientes con problemas de visión sí que pueden ser atendidos más exclusivamente por oftalmólogos, debido a la especial sensibilidad del globo ocular. Aunque no son muy numerosos, pueden encontrarse también cirujanos especializados exclusivamente en este tipo de intervenciones.
Tiempos de recuperación para el paciente
La blefaroplastia es una intervención ambulatoria que, en la mayoría de casos, no requiere la hospitalización del paciente. La duración de la operación varía según la complejidad de la misma, pero rara vez sobrepasa las cuatro horas y generalmente se realiza en menos de dos. Una posible complicación de la intervención sería la alteración de la tonalidad cutánea (la superficie intervenida puede quedarse más clara que el resto de la cara). Algunos efectos secundarios son la sequedad ocular, el debilitamiento o caída del vello de las pestañas y posibles mareos, aunque todos ellos son temporales. Durante los sietes días posteriores a la intervención conviene aplicar un bálsamo específico en la superficie irritada y prescindir de la televisión. Si el paciente evoluciona correctamente podrá incorporarse a su puesto de trabajo tras tres semanas de descanso.
Consulte a su médico cirujano para información específica para su caso particular.